Ciudad de México, 17 de mayo de 2018

TRANSCRIPCIÓN DE LA CONFERENCIA QUE OFRECIÓ EL DIP. JAIME MAURICIO ROJAS SILVA, EN EL PÓDIUM PARA ENTREVISTAS, UBICADO EN LA PLANTA BAJA DEL EDIFICIO A, DEL PALACIO LEGISLATIVO DE SAN LÁZARO.

DIPUTADO JAIME MAURICIO ROJAS SILVA  (JMRS): Muy buenas tardes,

Quiero agradecer, en primer término, la presencia de los medios de comunicación que aquí nos acompañan, pero especialmente, las de los grupos ambientalistas y organizaciones protectoras de los animales “Dejando Huella” y “Salvando Ángeles Peludos”, así como a la activista Carla Demongin, quienes se pronuncian conmigo sobre un tema de capital importancia.

Durante la semana pasada, derivado de quejas ciudadanas, la diputada Rebeca Peralta denunció la terrible masacre de por lo menos 250 perros y gatos en el Centro de Control Canino de la Delegación Tláhuac, en la Ciudad de México. Según los testimonios y las averiguaciones conducentes, nos permiten saber que estos animales fueron electrocutados y que el origen de los mismos se debió a redadas de captura, ordenadas por la misma entidad.

Asimismo, derivado de una denuncia por parte de los activistas Raquel Álvarez Arreola y Rubén Caballero Mayén, es sabido ahora que esta práctica atroz no fue cometida como un aspecto unívoco, sino que es recurrente en el Centro de Control Canino, pues la política de control de los animales abandonados o en situación de calle, es la de su total eliminación, sin un ápice de humanidad para con ellos.

Todo gobierno que clame su esencia ciudadana, debe no sólo asegurar las libertades políticas y civiles, sino también permitir que las urgencias medioambientales, así como la protección a los animales, sean punto de partida en el desenvolvimiento administrativo, con miras a la mejora de los espacios públicos y, especialmente, en búsqueda de una convivencia sana e integral, derecho consagrado en nuestra Constitución Política, así como en la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.

El maltrato animal es un problema importante en nuestro país, el cual, lamentablemente, no ha recibido la atención suficiente más que por diversas organizaciones ciudadanas, con preocupaciones genuinas sobre la vida de todos los seres vivos; los pocos esfuerzos políticos en materia de protección animal no han permitido solucionar, sino únicamente hacer evidente de la grave falta de voluntad para condenar estos hechos.

Se calcula que, en nuestro país, el 70% de los perros callejeros fueron abandonados por sus dueños; imaginen entonces el funesto destino que les espera a aquellos que son dejados a su suerte en Tláhuac, donde las autoridades no se preocupan por atenderlos, sino de eliminarlos sistemáticamente, violando con ello lo garantizado por la Declaración Universal de los Derechos del Animal.

Desde mi labor legislativa, presenté el mes pasado una iniciativa que reforma el Código Penal Federal, a fin de incluir un subtítulo de Maltrato Animal y hacer con ello el asesinato, tortura, mutilación u otros tratos crueles, un delito federal con observancia en todo el país, pues al ser tradicionalmente una atribución de las entidades federativas, específicamente de los congresos locales, permite que a la fecha, todo quede en manos de quienes encuentran el ánimo de legislar en ese aspecto, llegando a un aspecto preocupante donde en algunas entidades federativas, el matar a un perro por mera voluntad, no se castigue ni siquiera de forma pecuniaria.

Tenemos que exigir la contundencia de una estrategia integral para la protección animal, pues se ha demostrado, gracias a diversos estudios psicológicos, que aquella persona que pueda causarle un daño injustificado a un ser indefenso como un animal, puede hacerlo con un humano.

Claramente, resulta preocupante que las autoridades de la Delegación Tláhuac hayan permitido que esto aconteciese, sin pensar en las consecuencias o buscar mecanismos diferentes para permitir la vida de los perros y gatos asesinados, claramente cuando existen organizaciones y, en general, la sociedad civil, con un síntoma de empatía para cuidar y proteger a nuestros animales.

Si bien ya fue separada del cargo la Lic. Laura Barajas Villegas, ex directora del Centro de Control Canino y responsable de la masacre antes citada, ello no exime que sea sujeta a un castigo ejemplar, para que ningún ciudadano, ni mucho menos autoridad alguna, en el ejercicio irresponsable de su poder, cometa estos atropellos que no podemos, de ninguna manera, tolerar.

Por ello, exijo ante ustedes, con voz de ciudadano y ser humano, que el delegado de Tláhuac, Lic. Rigoberto Salgado, se pronuncie personalmente sobre este tema, sin temor a aceptar los yerros cometidos durante su administración, misma que dista mucho de ser exitosa, con la violencia generalizada que impera en su demarcación; por eso, por congruencia política, pero especialmente por cabalidad moral, debe renunciar. No es posible que la vida de las personas y animales, que la seguridad de las familias y su tranquilidad, esté en manos de una persona tan irresponsable.

Por ello, al calce de este acontecimiento, es importante reflexionar diversos aspectos, sobre el futuro que queremos para nuestro país, donde la incertidumbre por Andrés Manuel López Obrador, quien creó, presidió y representa actualmente a este partido de asesinos de animales, que no logra darle claridad a quienes, con toda humildad, y en el ejercicio de nuestros derechos políticos, pedimos explicaciones pertinentes y coherentes sobre el proyecto de nación. ¿Acaso es lo que tenemos que esperar de un gobierno así?, ¿opacidad en temas sensibles para el país y los ciudadanos?, ¿maltratos y muertes injustificadas a seres indefensos?, ¿cómo confiar en un proyecto que está representado por personas que no se tientan el corazón para ayudar a los que no tienen voz para defenderse?

Contrario a ello, como oposición fehaciente, tenemos el liderazgo ejemplar de un ex presidente municipal como Édgar Olvera, en Naucalpan, en cuya administración se rehabilitó al grupo montado de la policía, se hizo una campaña antirrábica para proteger a las mascotas y, sobre todo, se atacó el problema del abandono con una estrategia inteligente para permitir la adopción y cuidado de los animales, sin cometer asesinatos para librarse del problema. ¿A qué aspiramos entonces?, ¿a gobiernos con proyectos viables para resolver nuestros problemas o a modelos de solución reduccionistas como pensar que con el ejemplo se acaba la corrupción o que matando a seres indefensos fenece el problema?

Los invito, de forma puntual, a analizar las diferencias que vivimos en la elección histórica de 2018 y, especialmente, a ser mucho más conscientes del maltrato animal que vivimos día a día en México, sobre el cual muchas veces los políticos, por temor a pronunciarse, no hacen mayor caso.

¡Aprendamos a convivir con nuestro medio ambiente y animales de una forma respetuosa!

¡Basta ya de la violencia animal!

Muchas gracias.

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ATM

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