Cuando Tanya Müller, secretaria de Medio Ambiente de la CDMX, justifica que los pobres resultados que entrega al frente de la dependencia responden a que la estrategia en la materia es rehén de agendas particulares, es risible y falta a la ética de un funcionario público.

La política de medio ambiente, en efecto, no debe y no puede estar sujeta a agendas particulares, al igual que cualquier otra política pública, pero que Müller utilice esta premisa para defender su gestión, es inadmisible.

Al comparecer ante diputados de la Asamblea Legislativa como parte de la Glosa del Informe de Gobierno, Müller quiso así justificar su trabajo y los resultados que ha tenido con la pobre implementación de políticas públicas y de fracaso tras fracaso.

Muertes inexplicables en los zoológicos de la ciudad, pésima estrategia de implementación del Doble Hoy No Circula y peor reacción de las autoridades ante la crisis medioambiental de este año. Una cadena de fracasos y estelas de caos que la funcionaria ha dejado detrás de ella.

Al exponer ante los diputados, Müller lanzó un discurso poco menos que modesto en un año caracterizado por retos que reclamaron atención urgente, responsabilizando a la política de sus fracasos, y después ante la falta de argumentos pretendió suplir con una aburrida retahíla de cifras frías sobre los supuestos resultados de su administración.

Los pongo a la vista recapitulando: en el último año, 78 mil conductores han sido sancionados, de ellos 71% por no realizar su verificación vehicular, 21% por no respetar el programa Hoy No Circula y 8% por contaminar de manera ostensible. Vaya récord, seguramente pasarán muchas administraciones antes de que se pueda superar, amén de que nos deja con la tranquilidad de vivir en una ciudad que brilla por su medio ambiente.

Casi lo olvidaba: además, se realizaron 32 clausuras temporales con la suspensión de 60 líneas y la revocación de 26 acreditaciones de trabajadores de centros de verificación.

La cereza en el pastel quedó al hablar de los zoológicos de la ciudad. Müller aseguró que éstos coadyuvan en la conservación de especies amenazadas y que colaboraban en el programa de reproducción de gorilas, en el cual participaba Bantú, quién falleció en un traslado. Al final, ninguna explicación, ninguna responsabilidad, ningún culpable.

Müller se ha convertido en un obstáculo dentro del gobierno de la ciudad; su trabajo perjudica la percepción que los ciudadanos tienen de la administración capitalina.

La impopularidad de Müller es evidente. Quienes debían haberla cobijado y protegido en su comparecencia la dejaron sola. La funcionaria tuvo que esperar una hora y media para que iniciara la sesión, pero sobre todo a su alrededor pocos la respaldan. Al menos, es evidente que sus compañeros del PRD no la cuidaron.

Al final, la funcionaria no logró convencer. Su exposición fue débil, sus argumentos limitados, pero sobre todo, los resultados de su gestión han influido, sin duda alguna, en mala popularidad de la gestión de la administración capitalina. Responsabilizar a la política de sus pobres resultados, salvo que no se haya dado cuenta de que ella es una política que forma parte del gabinete de una de las ciudades más grandes del mundo, no es ético ni profesional. Ha fracasado por su incompetencia al frente de la dependencia.

El próximo informe anual sobre medio ambiente local debe cambiar de apellido. El hecho es que la ciudad no resiste más ineficacias en la materia y, si es el caso, entonces que nadie se extrañe de los índices de aceptación ciudadana.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/federico-doring/2016/10/09/1121371