El método de la frase simple, de la promesa fácil, se ha convertido en el lugar común y herramienta predilecta del gobierno de la Ciudad de México para acaparar el reflector.

Ante la inconformidad de miles de ciudadanos por la falta de soluciones administrativas, se está volviendo una costumbre anunciar medidas de aparente radicalidad, pero sin sustento de fondo, imprácticas, pero, sobre todo, igualmente rimbombantes e inútiles.

De primera mano basta recordar supuestas soluciones que generaron más memes y burlas en redes sociales que resultados tangibles, como el silbato contra acoso, el nuevo Reglamento de Tránsito, la reubicación de los comerciantes ambulantes del primer cuadro de la ciudad o, más recientemente, el pago ocasionado por baches en las vialidades de la capital.

Suponiendo sin conceder, en cada una de las medidas lanzadas es cierto que detrás hay un genuino malestar social. Equivocada estaría la administración capitalina si no tuviera la sensibilidad para identificar y catalogar cada preocupación ciudadana.

El acoso en el transporte público no es un tema menor, con 86 casos reportados en 2015 y más de 300 en 2014; con casi cinco millones de automóviles, se requiere un marco normativo que garantice la movilidad del transporte público y privado; los accidentes ocasionado por baches en la ciudad pueden dañar severamente un automóvil, y recuperar el monto toma hasta medio año por la burocracia que impera en nuestro sistema de gobierno. La aplicación para dispositivos móviles Bache 24 promete respuesta en 24 horas cuando se presente en vías primarias.

Focos rojos que requieren políticas públicas eficientes. El diagnóstico del gobierno de la ciudad identifica acertadamente los padecimientos, pero falla en la prescripción del tratamiento al quedarse en el anuncio espectacular carente de solidez en sus argumentos y con deficiencia en su posterior implementación.

Con una inversión de 250 millones de pesos para trabajos de bacheo en 2016, la estrategia debe ser replanteada desde la perspectiva de la prevención. Trabajos de calidad en la carpeta asfáltica en consecuencia deberían disminuir el número de incidentes.

También sería valioso que el gobierno informe el monto que se ha pagado a quienes, después de recorrer el infierno burocrático, por fin pudieron recuperar parte del daño a su patrimonio. Con el anuncio del reembolso en menos de 10 días por los daños, el gobierno de la ciudad debe también tener garantizada la bolsa presupuestal que, en la actual temporada de lluvias, seguramente será impactada de manera frecuente.

Pronóstico reservado para las soluciones improvisadas. Los ciudadanos requieren, efectivamente, respuestas a los problemas que enfrentan a diario en el vaivén capitalino.

El gobierno debe garantizar la atención y resolución, pero, ante todo, dejar de lado los fiascos administrativos anunciados en medio de reflectores mediáticos.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/federico-doring/2016/11/13/1127926