Ciudad de México, 21 de septiembre de 2022
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA KAREN MICHEL GONZÁLEZ MÁRQUEZ, PARA PRESENTAR INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN Y ADICIONAN DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO Y DE LA LEY FEDERAL DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, REGLAMENTARIA DEL APARTADO B DEL ARTÍCULO 123 CONSTITUCIONAL, PARA ERRADICAR EL ACOSO SEXUAL EN EL ÁMBITO LABORAL Y SUSCRITA POR DIPUTADAS Y DIPUTADOS INTEGRANTES DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE ACCIÓN NACIONAL.
DIPUTADA KAREN MICHEL GONZÁLEZ MÁRQUEZ: Con su venia, señora presidenta.
El día de hoy estoy aquí para invitarles, para proponerles cerrar un círculo que está incompleto, un cerco que, a través de la ley, se ha tratado de establecer contra una conducta que constituye un problema de salud y de seguridad en el trabajo. Y es una situación laboral inaceptable, y me refiero al acoso sexual, mismo que desafortunadamente, por la omisión de sanciones en el ámbito administrativo termina siendo un problema que invisibiliza a quien agrede y expone a quien lo padece y lo denuncia.
Sin duda este es uno de esos casos donde, al no cerrar la pinza para castigar un delito en el lugar de su origen y solo confinarlo al aspecto penal, se da un efecto de minimizarlo y confinarlo y, con ello, se normaliza esa actitud que vale la pena reiterar, constituye un problema de salud y de seguridad en el trabajo.
Por eso es que me presento ante ustedes con esta iniciativa que reforma y adiciona diversos artículos de la Ley Federal del Trabajo y de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, reglamentaria muy en particular del Apartado B, del artículo 123 constitucional en materia de acoso sexual, y que tiene la finalidad de colaborar a su erradicación en el ámbito laboral tanto público como privado.
A favor de quienes son víctimas de este tipo de agresión, la cual representa una humillación a su persona, una invasión a su privacidad y su dignidad y un peligro, en su mayoría, para su seguridad puntualmente para miles de mujeres que reciben este trato y que termina siendo germen o inicio de otras acciones fatales en un país con una tasa desbordada de feminicidios.
Entonces, si hemos caminado, si hemos avanzando y acordado a través de nuestra historia contemporánea basados en lamentables hechos y con el consenso de la ley y de instituciones tanto nacionales como internacionales, que el acoso sexual es una manifestación de discriminación de género y una forma específica de violencia, necesitamos, insisto, cerrar el cerco y no dejarle salida, extender su consecuencia desde el mismo lugar donde se genera y brindar las facilidades para su investigación y la protección a quienes denuncian, para que este proceso sea seguro y sea ágil.
Y la decisión es sencilla, solo hay que recordar, compañeras, las veces que han sido víctimas o han sabido o les han confiado sus amigas de una situación de chantaje, ofensiva, indigna o, incluso, de ultraje, en la intensidad que sea, en ambientes laborales o en ocasiones, compañeros, en que les ha tocado presenciar, intuir o saber de viva voz o por terceros de situaciones de intimidación, humillación, que incluso se vuelven anecdóticas y lejanas, siempre y cuando no hablemos de una mujer de su familia.
Los números son alarmantes, las consecuencias sociales, económicas y emocionales son evidentes, pero recordemos también que detrás de cada uno de estos números, de estas historias, hay rostros, hay familias y aunque se han hecho algunos intentos por corregir la situación, son insuficientes, ya que a la fecha, en la Ley Federal del Trabajo burocrático, no hay disposiciones vigentes contra el acoso sexual que constituye –y permítanme repetirlo hasta el cansancio– un problema de salud y de seguridad en el trabajo, y repetirlo hasta el cansancio como se sigue repitiendo hasta el cansancio, hasta el hartazgo, hasta la indignación, como se sigue repitiendo en palabras y en hechos, como se sigue repitiendo en insinuaciones y en propuestas, como se sigue repitiendo en obstáculos o en humillaciones.
Logremos juntos que el acoso sexual también sea sancionado de manera administrativa, independientemente de las sanciones penales locales, y que esto también se haga a través de procedimientos administrativos, ágiles, claros y precisos. Porque mientras haya una mujer con temor, con incertidumbre y que viva bajo el acoso en su trabajo, solo porque la ley no contempla un castigo expedito y ejemplar, no podemos llamarnos una legislatura a la altura de nuestra responsabilidad.
Sé que juntas y juntos podemos combatir este tipo de violencia, primero para prevenirla, pero también para proteger y reconocer el derecho a la justicia que tienen las víctimas.
Es cuanto, señora presidenta.