Ciudad de México, 9 de septiembre de 2021
TRANSCRIPCIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE LA DIPUTADA ANA TERESA ARANDA OROZCO PARA PRESENTAR INICIATIVA QUE REFORMA DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY GENERAL DE PROTECCIÓN CIVIL, DE LA LEY DE DISCIPLINA FINANCIERA DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS Y LOS MUNICIPIOS Y DE LA LEY FEDERAL DE PRESUPUESTO Y RESPONSABILIDAD HACENDARIA.
DIPUTADA ANA TERESA ARANDA OROZCO (ATAO): Con su venia.
No, señoras diputadas y señores diputados, el Grupo Parlamentario de Acción Nacional no viene hoy a hablar de juicios, ni de revocaciones, ni de ningún otro capricho presidencial.
Estamos aquí para presentar iniciativa que resuelva uno de los grandes problemas que aquejan a los mexicanos.
México, decía Schlarman, es tierra de volcanes, pero también de huracanes, de temblores, de tormentas tropicales, de ciclones.
Aterrados, hemos sido testigos de los catastróficos eventos acaecidos en Tabasco, en Quintana Roo, en Yucatán, en Chiapas y más recientemente en Jalisco, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Estado de México y Oaxaca, en los que miles de personas han perdido su patrimonio y en el peor de los casos la vida.
Ante eventos de esta naturaleza, lo peor que puede pasar es que el Gobierno se quede paralizado, que intente arreglar con palabras lo que en los hechos es un gran desbarajuste, que se quiera atender de manera ágil las emergencias y que no cuente con los recursos suficientes para apoyar a los damnificados.
El terremoto del 85 fue un parteaguas en materia de Protección Civil en México. A partir de aquél lamentable evento, es que se comenzó a diseñar un esquema de política pública para prevenir y atender desastres.
Esta es precisamente la materia de la presente iniciativa. Y no se trata, señoras y señores diputados, de resucitar al Fonden, se trata de crear un nuevo fondo de apoyo social ante desastres naturales, se trata de garantizar los recursos para ayudar a quienes lo han perdido todo.
Previo a eliminar los fideicomisos en Parlamento Abierto, --aquí mismo--, los expertos advertían los riesgos de desaparecer este fondo, aseguraban que disolverlo e integrar los recursos al flujo presupuestario de las dependencias dificultará su acceso, lo limitaría y esto costaría vidas.
El Gobierno Federal, que sí es un barril sin fondo, se tragó los recursos de reserva que durante años se habían mantenido e incrementado. Resulta miserable haberlos eliminado y haber dilapidado la bolsa que ascendía a más de 6 mil millones de pesos, que seguramente fueron a parar a estadios de béisbol, a pagar deudas por cancelar contratos de obra o a proyectos de inviabilidad de largo alcance.
Ante la gran opacidad dirán que nos faltan pruebas, pero no nos quedan dudas. Sucedió como ha sucedido con todo lo que este Gobierno ha destruido. Eliminaron el fondo y no lo reemplazaron por algún otro instrumento que tuviera como objeto la gestión integral de riesgos, la pérdida de patrimonio, la reconstrucción de infraestructura y la vivienda dañada por estas contingencias.
Sorprende la rapidez con la que la mayoría legisla sobre las rodillas, obedeciendo las instrucciones del Ejecutivo y la displicente actitud y lentitud para construir instrumentos que, basados en la ley, garanticen políticas públicas que respondan a las demandas de los ciudadanos, a quienes juraron defender.
Lo que pretendemos con esta iniciativa es salvar vidas, restablecer los servicios, arreglar con celeridad los caminos, llevar agua libre con prontitud a los afectados, darles techo y cobijo, procurar seguridad y restablecer las comunicaciones.
El FASDEN tiene, pues, un espíritu social, es un fondo subsidiario para apoyar a las comunidades en problemas y a las familias que más lo necesitan en los peores momentos.
A ustedes, diputados y diputadas de la mayoría, les hemos escuchado repetir insistentemente la frase: “primero los pobres”, ha llegado el momento de convertir las palabras en acción, pues es un hecho que las mayores afectaciones de los desastres ocurren en donde habitan los mexicanos más vulnerables.
Este es un respetuoso llamado a dejar de bailar al son que les toca Palacio Nacional, a ocupar el tiempo de esta soberanía en asuntos que tienen que ver con el grito desesperado de cientos de miles de mexicanos que están hoy mismo esperando de nosotros una actitud responsable que les devuelva la tranquilidad, que les asegure que el Estado mexicano está atento, que no los dejará a su suerte ante los desastres que desgraciadamente van a seguir ocurriendo.
Es cuanto, Presidente.
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YMJ